El temperamento y la naturaleza. Escritos sobre el arte by Émile Zola

El temperamento y la naturaleza. Escritos sobre el arte by Émile Zola

autor:Émile Zola [Zola, Émile]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Divulgación, Arte, Ciencias sociales, Pintura
editor: ePubLibre
publicado: 2018-06-01T00:00:00+00:00


Cartas desde París. La escuela francesa de pintura en la Exposición Universal de 1878

Julio de 1878[22]

I

Ya he escrito para ustedes acerca de la exposición en general; detengámonos hoy en la escuela francesa de pintura representada en la Exposición de 1878.

Antes de nada es preciso recordar dónde nos encontrábamos en 1867, en la exposición que ese año tuvo lugar en París. Muertos los grandes artistas de la época moderna, Delacroix e Ingres, no dejaban tras de sí más que discípulos habilidosos. No analizaré a esos dos pintores, los mencionaré en tanto que portadores de la antorcha artística en la primera mitad de nuestro siglo en sus dos variedades, con sus respectivas maneras características de expresarse: color y dibujo.

Había, sin embargo, artistas surgidos algo más tarde. Nombraré en primer lugar a Courbet. Daba la talla. Luego vino toda una gran escuela de paisajistas: Théodore Rousseau, Daubigny, Corot, por no hablar de Diaz ni de Millet. Siguieron avanzando esos artistas de 1867 a 1878 y constituyeron la fuerza y la belleza de nuestra escuela. Pero murieron uno tras otro, y el vacío dejado por Ingres y Delacroix se dejó sentir cada vez más. Estudiando la exposición del Champ-de-Mars se puede juzgar la actividad de nuestros pintores en el curso de los últimos años, y ver quiénes son los herederos de los grandes talentos desaparecidos. El presente artículo estará consagrado a los vivos. Quiero esbozar con claridad el estado actual e indicar qué tenemos derecho a esperar del porvenir tras un pasado tan glorioso.

II

Antes de hablar de los vivos, sin embargo, voy a evocar las magníficas dotes de los artistas desaparecidos en los últimos años de los cuales se exponen obras en el Champ-de-Mars.

Me ocuparé, el primero, de Courbet. Decía antes que ha habido hasta el presente tres grandes talentos en la escuela francesa del siglo XIX: Eugène Delacroix, Ingres y Courbet, y que éste daba la talla de los dos primeros. Entre los tres han revolucionado nuestro arte: Ingres articuló la fórmula moderna con la tradición; Delacroix simbolizó el desbordamiento de las pasiones, la neurosis romántica de 1830; Courbet ha expresado la aspiración a la verdad, él es el artista encarnizado en el trabajo que ha asentado sobre una base sólida la nueva fórmula de la escuela naturalista. No tenemos pintor más honesto, sano y francés. Hizo suyo el pincel generoso de los artistas renacentistas, del que se ha valido para pintar únicamente a nuestra sociedad contemporánea. Nótese que se sitúa en la línea de la tradición auténtica. Así como el trabajador de talento que era Veronese no pintaba sino a los grandes de su época, incluso cuando había que representar asuntos religiosos, también el trabajador de talento que era Courbet tomaba sus modelos de la vida en su entorno. Algo bien distinto de esos artistas que, por ser fieles a la tradición, copian de artistas italianos del s. XVI arquitecturas y vestimentas.

En el Champ-de-Mars hay un solo lienzo de Courbet, La Vague [Mer orageuse, llamado La Vague], y aun eso porque pertenece al museo del Luxemburgo, y siendo así, la Administración se ha visto en la obligación de aceptarlo.



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